Domingo de Ramos 2017 - Tarde




 
Domingo de Ramos y comienza la tarde. Un año más nos dirigimos a Ares. Como cada año tenemos una cita con un Hombre que pasea por las calles de la villa a lomos de un borrico. Le acompaña otro hombre, uno que está a cargo de Su Madre; y en medio de ellos, tal y como nos han confirmado ayer mismo, estará la Amargura poniendo música.
Diez años, diez semanas santas se cumplirán desde aquella primera de 2008. Diez semanas en nueve años en las que hemos ido forjando y estrechando amistades con la cofradía de Jesús Nazareno y Soledad de Nuestra Señora. Durante bastantes años aquí comenzábamos la semana santa. En la actualidad ya no es así, pero la burriquita en Ares sigue siendo muy especial para toda la Amargura. Es recordar nuestros principios, es caminar entre amigos, es como volver a casa, porque nos hacen sentir exactamente eso: de casa. Así lo indica una mirada a nuestro uniforme de gala donde, desde el año pasado luce una insignia de la cofradía en nuestras solapas. Íbamos a ponerla sólo para esta procesión pero, por deferencia a la hermandad y el cariño que le tenemos, se adoptó la decisión de incorporarla como un elemento más a nuestra uniformidad.
Un año más en la trasera de San Juan. Un año más  delante del Señor que a lomos de un borriquillo señorea la Villa. Un año más donde el bosque de palmas y olivos se detendrá en la plaza para la bendición de los ramos desde el balcón. Un año más para que se celebre un pequeño encuentro en la plaza ante San José obrero y se recojan ambos a los acordes de la saeta. Como siempre, como cada año, como manda la costumbre.
Agradecer desde estas líneas la confianza depositada en nuestra formación por la Cofradía de Jesús Nazareno y Soledad de Nuestra Señora de Ares un año más.
VA

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